Tobillo
Desde la introducción de botas de esquí altas y duras, la cantidad de lesiones de tobillo ha bajado considerablemente en el esquí alpino, aunque aún se producen habitualmente esguinces y torceduras. En la mayoría de los casos, la lesión se produce tras aterrizar con la parte externa del pie, doblándose demasiado hacia adentro; en el esquí, esto sucede porque la punta del esquí se queda atrapada y no se suelta a tiempo. En la parte exterior del pie, la cápsula, los ligamentos y los nervios pueden sufrir daños a causa de la hiperextensión. En el interior, el cartílago puede dañarse por la excesiva compresión. En función de la gravedad de la lesión, el tejido del exterior está estirado o desgarrado. Este daño provoca una hemorragia en el tobillo. En consecuencia, se hincha, aparece un hematoma (pasado un rato) y empieza a doler.
El tejido dañado se cura de forma natural del mismo modo que una herida en la piel. Sin embargo, el músculo y la fibra nerviosa no recuperan automáticamente su funcionamiento original. El músculo y la fibra nerviosa deben ser entrenados. Esto se puede hacer con sencillos ejercicios de equilibrio. Además, hay que proteger el tobillo para evitar el riesgo de recurrencia. Una tobillera Push Sports es una excelente solución. Unas botas que queden bien apretadas y unos cierres bien ajustados previenen muchas lesiones de tobillo.
Rodilla
La rodilla es una articulación susceptible de lesionarse. La articulación de la rodilla puede dañarse al retorcerse. En caso de torcedura, los ligamentos (cruzados) y el tejido del menisco pueden sufrir daños. La lesión en el menisco puede provocar hinchazón y quizá ya no sea posible flexionar y extender correctamente la rodilla. Una lesión grave en los ligamentos cruzados suele provocar una hemorragia interna o acumulación de fluidos. En ese caso, se siente hinchazón y calor en la rodilla, duele y deja de moverse bien. Cuando se produce una torcedura grave se suelen dañar tanto los ligamentos cruzados como el menisco interno. Si se sospecha de lesión de ligamentos cruzados, es importante que un médico deportivo o un fisioterapeuta deportivo realice el correcto diagnóstico.
Durante la rehabilitación de una lesión de rodilla y después de ella puede merecer la pena proteger la rodilla (al hacer deporte) con una rodillera Push Sports. Una preparación exhaustiva, ajustar correctamente los cierres de las botas y conocer tus propios límites, todo ello puede reducir el riesgo de sufrir estas lesiones.