Lesión de tobillo

Las lesiones agudas de tobillo suelen presentarse como resultado de caer sobre el exterior del pie, lo que en sí es consecuencia de una perturbación del equilibrio. Por ejemplo, al aterrizar sobre el pie de otro jugador. La lesión está causada por un estiramiento del tejido del exterior del tobillo y la hipercompresión del tejido del interior del mismo. Los principales síntomas son dolor agudo, hinchazón y disminución de la capacidad del tobillo de soportar su propio peso. Si el tobillo está en una posición extraña o no puede cargar peso en absoluto, es conveniente hacerse una radiografía. Esto permitirá diagnosticar si el tobillo en realidad está roto. En la mayoría de los casos, la lesión consiste en un esguince.

La lesión de tobillo aguda es la lesión deportiva más frecuente. Para evitar que una lesión de tobillo se repita o empeore, se ha demostrado científicamente que ayuda llevar una tobillera o vendaje.

Las lesiones por sobrecarga se producen porque la carga a la que está expuesta la articulación del tobillo es más de lo que puede aguantar. La sobrecarga de la articulación del tobillo suele producirse como resultado de los síntomas residuales de una torcedura previa. La cápsula y los ligamentos pueden haberse quedado permanentemente estirados a consecuencia de la torcedura. Sin la correcta terapia de ejercicios y una protección adecuada (una tobillera), esto puede acarrear síntomas de sobrecarga. Además, es posible que el cartílago haya sufrido un daño permanente. En consecuencia, el o la deportista tiene menos absorción de impactos, de modo que el tobillo pierde capacidad para aguantar carga. Esto implica que después de la actividad deportiva el tobillo tarda más en recuperarse.